domingo, 21 de junio de 2020

CULTURA || GRITO VICTORIOSO DEL CANTO Y DANZA TRADICIONAL ANTABAMBINO

“WAYLIYA KHIYA”


GRITO VICTORIOSO DEL CANTO Y DANZA TRADICIONAL ANTABAMBINO


Por: Investigador Quechuólogo: APOLINARIO SALDIVAR BOLIVAR.

DATOS HISTÓRICOS:

Antabamba es la provincia apurimeña que, en el contexto nacional, ha llevado a la Waylía a su máxima expresión cultural, logrando que este grito victorioso del canto y danza tradicional antabambino sea declarado Patrimonio Cultural de la Nación, por el entonces Instituto Nacional de Cultura, a través de la Resolución Suprema Nro. 116/INC/2004, del 11 de febrero, firmada por el ilustre historiador Guillermo Lumbreras, sobre la base de la Resolución de Alcaldía Nro. 026-2003 de la Municipalidad provincial de Antabamba, firmada por el entonces Alcalde Ingeniero Félix López. En aquel entonces, el sustento teórico y documentario fue trabajado por la Asociación Provincial Antabamba, integrado por ilustres antabambinos, entre ellos el periodista y promotor cultural Percy Narvaez Liceras. Hoy el Ministerio de Cultura lo ratifica en su lista de Patrimonios Culturales Inmateriales más importantes de la Nación.
Resolución Directoral Nacional N° 116 - INC de 11 febrero 2004.

En esta provincia andina, la Waylía, no solo es música, canto y danza. Aquí en días y momentos tradicionalmente definidos, la población entera rememora hechos históricos cantando y danzando sucesos como la de los míticos viajeros antabambinos; pronostica éxitos agrarios a través de una lectura de la evolución de la siembra y dialoga con la Pachamama a través de sus sacerdotes originarios; recuerda a sus antepasados de todos los tiempos visitando el campo santo; recibe la navidad cristiana también con gran devoción dedicándole al niño Jesús todo el esplendor y candor de su fiesta tradicional al grito de wayliya khiya, y  al ritmo de esta misma música y cantos copleros se saldan cuentas y enemistades a puño limpio. Como se podrá entender, los antabambinos, tienen en la wayliya el pretexto perfecto para consolidar una imagen cultural con nombre propio.
FOTO: Modesto Llacta
En tal virtud la aludida manifestación cultural y artística, en los últimos tiempos, se ha hecho también multitudinaria y particular en sus versos, música, danza y zapateo en cada una de las capitales distritales como lo es en la gran y misteriosa Huaquirca, la ubérrima Mollebamba, el enigmático Sabayno, la original y fuente de identidad cultural Totora Oropesa y las auríferas Pachaconas y Ayahuay; así como también en  centros poblados como el poético Vito, la noble Santa Rosa, Calcauso –cuna del universal Lunarejo-, la delicada Silco, la altiva Antilla y en Huancaray rivereña.  De modo que los pasos y mudanzas de la Wayliya trepan a pueblos de montaña y baja a localidades quebradinas donde las voces de guiadoras, truenadores, layqas y pastores viajan ya al mar ya al cielo, los zapateos y rítmicas pisadas retumban en el corazón de nuestros Apus o montañas tutelares.
FOTO: Modesto Llacta
Lo expresado en párrafos anteriores, nos da pie para plantear la tesis de que, con la Wayliya, estamos ante un género musical y danzario apurimeño, en cuanto su música y mudanza son distintas a la qhaswa, al wayñu, al taki, a la wanka, o al yarawi también apurimeños. De modo que, como genero tiene sus variedades o variaciones en cada uno de los pueblos antabambinos señalados; como también en algunos pueblos de provincias vecinas como Grau, Andahuaylas, Chumbivilcas y Cotabambas. Su práctica en la mayoría de los pueblos, es en época navideña, pero también es en carnavales, en fiestas patronales, después de la cosecha, y al final de cada sarakutipa-segunda lampa o segundo aporque del maíz-
FOTO: Modesto Llacta
En Antabamba actualmente, la wayliya es fiesta y arte tradicional que se revitaliza gracias a la férrea identificación de sus pobladores que asumen responsabilidades con el cargo de “mayordomía o cargontes” como es el caso de la fiesta del 2012 que contó con cuatro mayordomos que llegaron a comprometer la participación de cien a cuatrocientos danzarines en sus comparsas, todos ellos ataviados según la ocasión, siguiendo la tradición que involucra a niños y niñas, jóvenes y señoritas y adultos.

De todo lo dicho se concluye que, en Antabamba hay un tiempo de la wayliya, esta marca un antes y un después en la vida anual de los antabambinos. El acontecimiento, por tanto, exige que los mayordomos preparen esta festividad durante el año. Así, aprovechando el tiempo secano se ejecuta el llant´akusqa, y en fechas específicas se busca apoyo o ayni a familiares y amistades. Entonces cuando llega ese tiempo de la acción de la wayliya, el poblador antabambino hace un alto en sus actividades se laborales donde se encuentre, para volcarse a las calles y plazas de Antabamba y dar inicio, el 23 de diciembre, para solfear y gritar al mundo el wayliya khiya, grito victorioso del canto y danza antabambina, tradicional, en algunos pueblos, se extiende hasta el seis de enero del siguiente año, día de la Bajada de los Reyes Magos.

Su origen por los elementos musicales autóctonos, por la poética quechua que la predomina, por los personajes y la temática desarrollada al interior de las escenificaciones es tradición musical, danzaria y ritual pre hispana. Ahora mestiza como su gente pero nombre e historia propia.
FOTO: Modesto Lacta

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