“WAYLIYA KHIYA”
GRITO VICTORIOSO DEL CANTO Y DANZA TRADICIONAL ANTABAMBINO
Por: Investigador
Quechuólogo: APOLINARIO SALDIVAR BOLIVAR.
DATOS HISTÓRICOS:
Antabamba es la provincia
apurimeña que, en el contexto nacional, ha llevado a la Waylía a su máxima
expresión cultural, logrando que este grito victorioso del canto y danza
tradicional antabambino sea declarado Patrimonio Cultural de la Nación, por el
entonces Instituto Nacional de Cultura, a través de la Resolución Suprema Nro.
116/INC/2004, del 11 de febrero, firmada por el ilustre historiador Guillermo
Lumbreras, sobre la base de la Resolución de Alcaldía Nro. 026-2003 de la
Municipalidad provincial de Antabamba, firmada por el entonces Alcalde
Ingeniero Félix López. En aquel entonces, el sustento teórico y documentario
fue trabajado por la Asociación Provincial Antabamba, integrado por ilustres
antabambinos, entre ellos el periodista y promotor cultural Percy Narvaez
Liceras. Hoy el Ministerio de Cultura lo ratifica en su lista de Patrimonios
Culturales Inmateriales más importantes de la Nación.
Resolución Directoral Nacional N° 116 - INC de 11 febrero 2004. |
En esta provincia andina, la
Waylía, no solo es música, canto y danza. Aquí en días y momentos
tradicionalmente definidos, la población entera rememora hechos históricos
cantando y danzando sucesos como la de los míticos viajeros antabambinos;
pronostica éxitos agrarios a través de una lectura de la evolución de la siembra
y dialoga con la Pachamama a través de sus sacerdotes originarios; recuerda a
sus antepasados de todos los tiempos visitando el campo santo; recibe la
navidad cristiana también con gran devoción dedicándole al niño Jesús todo el
esplendor y candor de su fiesta tradicional al grito de wayliya khiya, y al ritmo de esta misma música y cantos
copleros se saldan cuentas y enemistades a puño limpio. Como se podrá entender,
los antabambinos, tienen en la wayliya el pretexto perfecto para consolidar una
imagen cultural con nombre propio.
FOTO: Modesto Llacta |
En tal virtud la aludida
manifestación cultural y artística, en los últimos tiempos, se ha hecho también
multitudinaria y particular en sus versos, música, danza y zapateo en cada una
de las capitales distritales como lo es en la gran y misteriosa Huaquirca, la
ubérrima Mollebamba, el enigmático Sabayno, la original y fuente de identidad
cultural Totora Oropesa y las auríferas Pachaconas y Ayahuay; así como también
en centros poblados como el poético
Vito, la noble Santa Rosa, Calcauso –cuna del universal Lunarejo-, la delicada
Silco, la altiva Antilla y en Huancaray rivereña. De modo que los pasos y mudanzas de la
Wayliya trepan a pueblos de montaña y baja a localidades quebradinas donde las
voces de guiadoras, truenadores, layqas y pastores viajan ya al mar ya al
cielo, los zapateos y rítmicas pisadas retumban en el corazón de nuestros Apus
o montañas tutelares.
FOTO: Modesto Llacta |
Lo expresado en párrafos
anteriores, nos da pie para plantear la tesis de que, con la Wayliya, estamos
ante un género musical y danzario apurimeño, en cuanto su música y mudanza son
distintas a la qhaswa, al wayñu, al taki, a la wanka, o al yarawi también
apurimeños. De modo que, como genero tiene sus variedades o variaciones en cada
uno de los pueblos antabambinos señalados; como también en algunos pueblos de
provincias vecinas como Grau, Andahuaylas, Chumbivilcas y Cotabambas. Su
práctica en la mayoría de los pueblos, es en época navideña, pero también es en
carnavales, en fiestas patronales, después de la cosecha, y al final de cada
sarakutipa-segunda lampa o segundo aporque del maíz-
FOTO: Modesto Llacta |
En Antabamba actualmente, la
wayliya es fiesta y arte tradicional que se revitaliza gracias a la férrea
identificación de sus pobladores que asumen responsabilidades con el cargo de
“mayordomía o cargontes” como es el caso de la fiesta del 2012 que contó con
cuatro mayordomos que llegaron a comprometer la participación de cien a
cuatrocientos danzarines en sus comparsas, todos ellos ataviados según la
ocasión, siguiendo la tradición que involucra a niños y niñas, jóvenes y
señoritas y adultos.
De todo lo dicho se concluye
que, en Antabamba hay un tiempo de la wayliya, esta marca un antes y un después
en la vida anual de los antabambinos. El acontecimiento, por tanto, exige que
los mayordomos preparen esta festividad durante el año. Así, aprovechando el
tiempo secano se ejecuta el llant´akusqa, y en fechas específicas se busca
apoyo o ayni a familiares y amistades. Entonces cuando llega ese tiempo de la
acción de la wayliya, el poblador antabambino hace un alto en sus actividades
se laborales donde se encuentre, para volcarse a las calles y plazas de
Antabamba y dar inicio, el 23 de diciembre, para solfear y gritar al mundo el
wayliya khiya, grito victorioso del canto y danza antabambina, tradicional, en
algunos pueblos, se extiende hasta el seis de enero del siguiente año, día de
la Bajada de los Reyes Magos.
FOTO: Modesto Lacta |
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